Nicolas García tiene 17 años y ya lleva más de cuatro estudiando saxo en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla. Empezó desde chico a tocar ese instrumento gracias al apoyo de sus padres; ahora es parte de dos bandas: una de jazz, Nimbus Pax, y otra de Rock, llamada Colisión.
Tocás el saxo alto y el tenor. ¿Con cuál disfrutas más?
Depende para qué. Hay temas que son más melódicos, que se disfrutan mucho más con el alto; y hay temas que requieren más efectos, ruido y expresión, para lo que se usa el tenor. En realidad disfruto mucho de ambos, aunque ahora estoy tocando más el tenor porque me lo exige el conservatorio.
Más allá del género, ¿cuál es la diferencia entre las dos bandas a las que perteneces?
Mi música la desarrollo más en la banda de jazz, porque no hay cantante y la voz la llevan el saxo y la trompeta. Además, me encargo un poco de la composición de los temas, cosa que en la otra banda no.
Emocionalmente puede ser que el grupo de rock me de más, porque es un lugar mucho más abierto a la improvisación. En Colisión estoy más cómodo porque tengo más libertad y tengo el rol del instrumento solista. El sentimiento que podes expresar en el rock te da más comodidad.
Nimbus Pax tiene más nivel intelectual en las composiciones y eso genera que la expresión sea más limitada porque hay que tener mucho más conocimiento para improvisar en el jazz que en el rock. Eso limita lo sentimental bastante.
¿Podes desarrollar todo lo que querés decir con el saxo?
Lo que quiero expresar es el doble de lo que puedo. Mi objetivo es poder hablar con el saxo por el hecho de que cuando hablo, canto o silbo, expreso mucho más lo que tengo adentro. Quizás la técnica o el conocimiento teórico del instrumento me limita mucho más en lo que puedo hacer.
Esa limitación, ¿se acentúa más en el jazz?
Sí. Para tocar jazz hay que tener muchos más conocimientos armónicos por la evolución que tiene como género; y eso limita bastante. Pero también se da que el rock al ser tan simple, lo toca cualquiera. Aunque no está mal que eso pase, hace que el género este muy desvirtuado. Eso es muy difícil que suceda en el jazz. Hay que vivir para tocar jazz.
¿En que sentido lo decís?
Porque es una búsqueda eterna. Es aprender todos lo días algo diferente, y, encima, el género evoluciona muy rápido y siempre hay cosas nuevas. La originalidad y la innovación en el jazz es una búsqueda que hay que hacerla de por vida.
Por Mauro Accurso